Historia y origen de la pizza

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Fecha de publicación
25 agosto 2022
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3 minutos

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Historia y origen de la pizza

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Cierra los ojos e imagina una pizza, ¿qué ingredientes no pueden faltar? Las hay de todo tipo y para todos los gustos, pero si en algo estamos de acuerdo es que nadie concibe una que no lleve queso y una buena base de tomate. Ahora bien, ¿sabías que esto no siempre fue así? ¿No te lo crees? Pues en este post te revelamos el verdadero origen e historia de este delicioso manjar.

La pizza no nació en Italia

El origen de este plato se remonta al siglo VI a.C. en el antiguo Egipto, cuando los soldados persas se alimentaban del conocido como pan ácimo, que se elaboraba sin levadura y al que se le añadía queso fundido y dátiles.

De igual modo, también en Grecia se preparaban este tipo de masas planas, que recuerdan a las focaccias, a partir de diferentes cereales y a las que se le añadían plantas aromáticas, ajo y cebolla.

Como veis, la auténtica pizza italiana no nació en el país napolitano, aunque posteriormente sí que se desarrollaron allí los pasos e ingredientes básicos de esta receta, convirtiéndola así en una parte esencial de su gastronomía y su cultura.

No obstante, a pesar de que la pizza se llevara preparando en el sur del país desde hace más de 2.000 años, no fue hasta la llegada del tomate cuando realmente se patentó la receta que todos conocemos en la actualidad.

El tomate: un antes y un después

Este fruto tan básico en la gastronomía actual no llegó a Europa hasta el siglo XVI y, aunque todos quedaron prendados de su llamativo color, no fue hasta el siglo XVIII cuando se empezó a emplear en la cocina. ¿Y qué hicieron con él durante tanto tiempo? ¿Por qué no lo consumían?

En aquel entonces los europeos creían que el tomate era tóxico, de modo que lo utilizaban como elemento decorativo en sus casas. Cuentan algunas historias que fue un campesino napolitano el que, ante la necesidad y el hambre de la época, decidió acompañar un trozo de pan seco con tomate y, desde entonces, se convirtió en uno de los alimentos más apreciados en la ciudad.

Fue entonces cuando en Nápoles se coloreó la base de la pizza con salsa de tomate. Esta receta era especialmente popular en las clases más pobres, que la tomaban a cualquier momento ante la falta de comida.

Existen solo dos recetas reconocidas como auténticas pizzas napolitanas: la pizza marinara, que llevaba tomate, ajo, orégano y aceite de oliva (¡vamos, una auténtica receta mediterránea!) y la margarita que se inventó en honor a la reina Margarita de Saboya y que está creada a partir de los colores de la bandera italiana: el rojo de la salsa de tomate, el verde de la albahaca y el blanco de la mozzarella.

Expansión de la pizza por el mundo

Una vez traspasadas las fronteras de Italia, la pizza se versionó de tantas formas como países hay en el mundo. Por ejemplo, en México se ideó con un toque picante o en Alemania con aros de cebolla y bacon.

Y, en Estados Unidos, tras la Segunda Guerra Mundial, los soldados americanos se enamoraron de este plato y, a la vuelta a su país, lo propagaron impulsando franquicias, el término fast food y nuevos métodos de consumo, como congeladas o almacenadas en guardapizzas para conservarlas en mejores condiciones.

No existen límites a la hora de elaborar una pizza. Lo único que hay que tener claro es que es clave prepararla con productos de la mejor calidad. Así que ya sabes… ¡en Hida ponemos el Tomate frito y del resto te encargas tú! 

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